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PADRE JUAN CARLOS BRUMANA

  

         
         El Padre Juan Carlos Brumana murió en la parroquia Madre Admirable el 17 de marzo de 1992 víctima, con otras personas, de la explosión que destruyó la Sede de la Embajada del Estado de Israel en Buenos Aires, Argentina. Tenía 37 años y llevaba dos años y cuatro meses de fecundo ministerio sacerdotal.
          Nació en la ciudad de Buenos Aires el 14 de septiembre de 1954, el menor de cuatro hijos y el único varón, en una familia profundamente cristiana. Era despachante de Aeronaves, Observador Meteorológico y Técnico en Meteorología Sinóptica. Trabajó en Aerolíneas Argentinas. Obtuvo el título de Catequista.
          Formó parte de la Legión de María en la parroquia Ntra. Sra. de las Nieves. Llegó a ser dirigente del grupo y presidente del Consejo de la Vicaría Zonal Flores; realizó diversas misiones apostólicas en la patagonia. Fue catequista. Formó parte durante un año del actual movimiento de la Palabra de Dios.
          El 19 de marzo de 1982 ingresó al Seminario Metropolitano (Bs.As.). Obtuvo los títulos de Bachiller y de Profesor en Teología. Como seminarista actuó en las pquias. Ntra. Sra. de las Nieves, Inmaculada Concepción (Devoto), San Francisco Javier y Ntra. Sra. de la Candelaria.
          El 18 de marzo de 1989 fue ordenado Diácono y actuó en la Pquia. Sta. Julia. El 25 de noviembre fue ordenado Sacerdote y se desempeñó en las pquias. Sta. Julia, Ntra. Sra. de la Paz y Madre Admirable, incluyendo la Villa 31 de Retiro.
          Fue una persona en la cual lo ejemplar se halla oculto en su sencillez y vívido en lo cotidiano.
          Habitualmente sereno y alegre. Todo lo que emprendía lo realizaba con una gran dedicación y entrega interior. Era muy humilde, comprensivo con los otros y sumamente servicial. Jamás se lo escuchó hablar mal de alguien. De pocas palabras, muy reflexivo, cuando opinaba lo hacía de modo conciso, profundo y acertado. Sobrellevó con fe y mansedumbre evangélica sufrimientos y contrariedades, venciendo el mal con el bien.
          La fuente de su ministerio era la celebración cotidiana de la Eucaristía y de la Liturgia de las Horas. Cultivaba la lectura y el estudio de la Sagrada Escritura. Desde niño creció en él una particular devoción a María.
          En la convivencia era muy querido. Vivía en una continua paz y alegría que irradiaba a todos los que entraban en contacto con él. Poseía una notable capacidad de escuchar y aconsejar, gracias a la cual logró cimentar amistades auténticas.
          Tuvo como ideal configurarse con Jesús, Buen Pastor, cultivando una gran disponibilidad y entrega para con todos los que lo necesitaban. Tenía una especial predilección para con los pobres, los niños, los jóvenes, los matrimonios, los enfermos y los ancianos. Vivía en una verdadera pobreza evangélica llegando a compartir sus propios bienes con los más necesitados. Amaba a la Iglesia como madre. Pasó su vida haciendo el bien.
          Sus restos descansan en el Cementerio de Flores (Bs.As.), Galería Planta Alta, Nicho, 4286, Fila. 2 (Entrada por Varela y Balbastro).

(Datos de "Asociación de amigos del P. Juan Carlos Brumana")